Al final del año hacemos estadísticas, hacemos planes para el año siguiente, damos premios a los más meritorios, etc. Qué felices seremos cuando vayamos al pesebre a abrazar a Jesús con nuestras oraciones. Qué felices seremos cuando vayamos a adorarle y cuando entreguemos a la Madre, la Reina de la Paz, nuestro corazón como el regalo más precioso. Qué felices seremos cuando, como los Reyes Magos, le demos nuestros regalos. Estos regalos son los miles y miles de peregrinos de todas las edades y los miles de sacerdotes que trajeron su cansancio y sus cruces a Medjugorje y encontraron allí descanso. Estos dones son también aquellos que se convirtieron y conocieron a Jesús y a la Iglesia. Son los numerosos obispos que han venido de todas partes del mundo a buscar luz y fuerza para sus vidas y su ministerio pastoral. Partieron de Medjugorje llevando el tesoro de la fe, la experiencia del Dios vivo, del Dios Padre Misericordioso que perdona, cura y da fuerza.
Queridos hermanos y hermanas, reflexiono sobre el año que termina y sobre sus acontecimientos. Debo dar gracias por los incontables dones que, como Iglesia, hemos recibido. La Reina de la Paz nos ha elegido para vivir los mensajes rezando por nuestro compañero de oración [El Padre Jozo se refiere al grupo de oración que él fundó]. Hoy, cuando nos preguntamos quién es este compañero de oración, vemos que es todo peregrino, profundamente herido en su vida y en su trabajo, que busca al Señor. Nuestros compañeros de oración son todos aquellos que han acudido a la Virgen para buscar consuelo y paz. En el desierto, Jesús dijo a los discípulos amados: «Dadles de comer». Respondieron diciendo: «No tenemos nada que darles». Hoy tenemos algo que dar porque tenemos el don de la oración en nuestros corazones, y es la oración la que nutre, sana y bendice.
Les escribo esta carta para que continúen la obra de la Santísima Virgen. Para que perseveren en el apostolado de los pequeños y de los humildes, que cada día llevan nuevas almas a la oración y a los sacramentos. Les escribo en nombre de todos los peregrinos, para que no pierdan el ánimo.
Perseveren en el camino de la evangelización del mundo y la conversión de la generación actual. Los Reyes Magos, guiados por la estrella, revelaron su camino y sus regalos a la Virgen y a San José. Cada peregrino es el «Rey Sabio» de hoy. No debemos mostrar angustia o indiferencia como Herodes y los demás, sino un gran amor cristiano que muestre el camino a Jesús y a su Madre.
Queridos amigos en la oración, muestren con sus vidas el camino hacia el Señor, el camino hacia el Rey de la Paz. Unido a ustedes y a sus familias, les deseo todas las bendiciones para el nuevo año.
Padre Jozo.
Fuente: Medjugorje Tutti i giorni